El truco más raro pero efectivo para que la ropa de lana te deje de picar
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La lana es una fibra 100% natural que se caracteriza por ser elástica y rizada. A diferencia de las fibras sintéticas, absorbe la humedad, así que la ropa de lana nos permite sentirnos secos y calientes. Además, aísla muy bien del frío, creando una barrera de protección. A todo esto hay que sumar que es muy resistente a las manchas. Por todas estas razones, la ropa de lana es muy apreciada durante los meses de otoño e invierno, pero presenta un gran problema: pica. Por suerte, existe un truco muy sencillo para que la ropa de lana deje de picar.
Lo primero y más importante es entender la razón por la que la ropa de lana pica. Se debe a su estructura molecular y la fibra con la que está compuesta.
La fibra está formada por una capa externa escamosa, que se solapa sobre sí, lo que, junto con la longitud y la finura del pelo, determina su resistencia a la fricción y suavidad. También hace que a la ropa le aparezcan más o menos bolitas con el paso del tiempo.
Cuantas más escamas cortas, la lana de la ropa es más suave. Por el contrario, cuantas más escamas largas, la lana de la ropa es más áspera al tacto.
Por supuesto, no hay que olvidar que hay personas que tienen la piel más delicada que otras. Por esta razón, hay quienes presentan una mayor sensibilidad al tacto de la lana, y al más mínimo contacto con esta fibra se les irrita la piel.
Truco para que la ropa de lana deje de picar
Si no queremos volver a sufrir más los molestos picores cuando nos ponemos un jersey de lana en invierno, simplemente necesitamos un congelador. Sí, un congelador.
Es tan fácil como meter la prenda en una bolsa de plástico para congelar e introducirla en el congelador durante cuatro horas. Lo que ocurre es que el frío hace que las fibras se aprieten entre sí, volviéndose más suaves.
Una vez transcurrido el tiempo, sacamos la bolsa del congelador y la dejamos a temperatura ambiente durante media hora. Luego, sacamos la prenda de la bolsa y la dejamos reposar un rato.
Otra forma de suavizar las fibras es añadir una cucharada de glicerina y suavizante al jabón que utilizamos para lavar la ropa de lana. Es mejor que la lavemos a mano en lugar de en la lavadora.
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